A veces no hay que ir muy lejos para encontrar un motivo de inspiración lalanalunero. Piernas, brazos, senos, órganos internos e incluso bacterias son los protagonistas de las obras textiles de Cécile Dachary. Sus esculturas son tan inconfundibles como el corazón tejido a ganchillo del escaparate de nuestra tienda-taller.
Tejer partes del cuerpo humano es todo un reto por sus formas orgánicas. Por eso, nos encantan los volúmenes de las instalaciones de esta artista del ganchillo.
Como otras creadoras, Cécile creció rodeada de mujeres que tejían, cosían y bordaban. De ahí que reivindique el cuerpo femenino forrando sus obras con telas y retales reciclados. No le gusta pulir sus esculturas, prefiere transmitir la sensación de proyecto inacabado en construcción permanente, un work-in-progress con vida propia. Una de las características de sus piezas son las hebras sueltas. No las oculta, las muestra como parte de los miembros que cincela a golpe de ganchillo.
Una vez colgadas del techo o en la pared de una galería, sus esculturas textiles cobran vida en una explosión de hilos y colores. Cécile nos acerca a nuestro sueño de un mundo forrado de ganchillo habitado por cuerpos imposibles. Es toda una lección de anatomía.