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Es una verdad universalmente admitida: Por falta de tiempo y por ideas sin fin, a las tejedoras se nos acumula el stash. Cuando recibimos las lanas de Manos del Uruguay, no lo pude evitar y me reservé unas madejas de Silk Blend. Tenía claro que quería hacer un chal a ganchillo para los meses de frío. Su mezcla de merino y seda me pareció perfecta y el color, muy lalanalunero. El genial tono mostaza me hizo pensar en el sol del verano, y el matiz tostado, en las hojas secas en otoño. Sólo me faltaba un patrón lalanalunero.

Cuando se teje a ganchillo, cuesta encontrar patrones bonitos. Las prendas de punto de media suelen ser más resultonas, con sus puntos calados y más trabajados. Así que yo, después de mucho buscar, decidí crear uno al estilo Lalanalú, sin planificar ni calcular puntos. Ante todo, quería relajarme y disfrutar del proceso. Por eso, tuve que deshacer la labor unas cuantas veces hasta dar con la combinación de puntos adecuada. Así es cómo nace cualquier patrón.

Para un chal a ganchillo, no hay que olvidar unas nociones básicas. Ten en cuenta, que este tipo de accesorio precisa hacer aumentos proporcionales en todas las vueltas. Según el punto utilizado y la forma elegida, deberás hacer más o menos aumentos en cada hilera, distribuidos proporcionadamente o sólo cerca de los extremos. Te aconsejo que estires la prenda de vez en cuando, mientras tejes, para comprobar que va tomando la forma adecuada.

Como quería que mi chal fuera redondo, empecé con un anillo mágico y 6 puntos altos. Trabajé unas vueltas siguiendo la lógica de aumentos 6p, 12p, 18p, etc. Después, hice una secuencia en punto ‘V’ trabajado con puntos altos triples. Seguí tres vueltas más en punto medio alto. En la siguiente vuelta, hice un punto alto doble, pero cogiendo el hilo por detrás de la V, desde tres vueltas abajo, añadiendo los aumentos sólo en las vueltas de punto alto para crear el detalle de los calados.

El chal Silk Blend es el resultado de repetir estas secuencias. Para terminar, hay que tejer una vuelta en punto raso por todo el chal. Aunque parezca complicado, lo único importante es no asustarte por equivocarse ni ser demasiado perfeccionista. Tira del hilo tú también para avanzar o para deshacer sin miedo. La línea recta no es siempre el camino entre dos puntos. Ya conoces nuestro lema: haz lo que te dé la lana.

Kiara