Yarn, the film: una llamada a la acción lalanalunera

Hace poco, hicimos un descubrimiento muy lalanalunero que queremos compartir contigo. Se ha estrenado  Yarn, the film    de Una Lorenzen. Es  un  documental dedicado a cuatro de las principales artistas textiles contemporáneas:  Olek, Toshiko Horiuchi MacAdam, Tilde Björfors y Tinna Thorudottir Thorvaldar. Estas cuatro  mujeres de diferentes nacionalidades, con distintas visiones del mundo, tratan de responder a la siguiente pregunta: ¿por qué la artesanía y algunas actividades, hasta ahora consideradas domésticas, se están convirtiendo en tendencia? Ese es punto de partida de la directora. Seguro que el tema te resulta familiar.

 

Olek, vía oleknyc.com
Olek, vía oleknyc.com

 

Toshiko Horiuchi Macadam, vía netplayworks.com
Toshiko Horiuchi Macadam, vía netplayworks.com

 

Tinna Thorudottir, vía Yarn the film
Tinna Thorudottir, vía Yarn the film

 

Tilde Björfors, vía Yarn the film
Tilde Björfors, vía Yarn the film

 

El hilo conductor del documental son los  motivos que llevan a las artistas a reivindicar la actividad tejeril como parte esencial de su obra.  Las cuatro tienen  mucho que  decir con sus agujas y ganchillos. No  esperes ver una historia del tejido, ni una película nostálgica. Es una llamada a la acción que reivindica una larga tradición y la actualiza. Los  trabajos de estas tejedoras expresan ideas sobre género, promueven el empoderamiento de mujeres y hombres artesanos y se convierten en acciones, en protestas. Puedes encontrar sus piezas en un espectáculo circense, un parque infantil, una galería o en medio del campo. El lugar es lo de menos. En su caso, lo que importa es el mensaje. Con  nuestras manos, podemos crear, transformar la realidad, envolverla de ganchillo y, de paso, cuestionar el sexismo, las distintas formas que adopta el poder o, por qué no, nuestra  predilección por las lanas naturales de color blanco en lugar de las procedentes de ovejas grises y marrones.

Pero retomemos el hilo. Todavía no hay fecha de estreno en España. Tal vez podríamos hacer una petición por amor a la lana. Aunque, después de ver el tráiler, sería buena idea salir a la calle con nuestras agujas y reclamar a algún programador independiente que proyecte el documental en una plaza, un centro cívico, un museo o en nuestra tienda-taller. Por algún sitio hay que empezar  y Barcelona es un buen punto para seguir tirando del hilo.

 

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