Tejer balaclavas para hablarle al mundo
A mediados de los ochenta, Louise Bourgeois empezó a bordar libros, coser y esculpir cuerpos y cabezas con hilos y retales. Mientras, Rosemarie Trockel tejía balaclavas. Por la misma época, las Guerrilla Girls, ataviadas con máscaras de gorila, empapelaron Nueva York para denunciar la falta de obras de mujeres artistas en los museos. En su versión contemporánea, la rama digital Guerrilla Girls Broad Board pone a nuestra disposición el patrón GGBB Balaclava en su web. Es un diseño copyleft creado y donado por el colectivo microREVOLT. Su objetivo es hacer que las mujeres se reúnan para tejer y para activar las balaclavas con nuestras agujas.
En 2011, mientras vivíamos el 15 M y las protestas se extendía hasta Nueva York con el movimiento Occupy Wall Street, el colectivo ruso feminista de punk-rock Pussy Riot, tapadas con sus balaclavas de colores, ponían sobre la mesa temas como los derechos LGTB, el feminismo, la libertad de expresión y la oposición al gobierno de Putin. Un año más tarde, dos de sus componentes fueron acusadas de vandalismo y sentenciadas a prisión por una de sus actuaciones. Las balaclavas se convirtieron entonces en un símbolo de libertad y denuncia.
Su repercusión fue tan grande que Maureen Selwood les hizo un homenaje con esculturas de cabezas gigantes envueltas en balaclavas tejidas a mano en su instalación “Sounding the Note of A” en Los Ángeles.
Apenas un año más tarde, con el #metoo en pleno auge, The Pussyhat Project invitaba a denunciar los comentarios misóginos de Trump, tejiendo gorros para la Marcha de las Mujeres. Kat Coyle, dueña de la tienda de lanas The Little Knittery en Los Ángeles, fue la creadora del famoso patrón Pussy Hat. El proyecto tomó tanta fuerza que ese 21 de enero de 2017 hubo manifestaciones en todo el planeta y a día de hoy contiúan su lucha feminista tejiendo gorros.
La artista textil Kirsten Lund unió los dos fenómenos con sus agujas en el patrón Pussy Riot Pussyhat Hybrid Balaclava. Y el MOMA puso punto y seguido a la historia de la balaclava en la exposición "Is fashion modern?" al cuestionar la modernidad de la relación entre moda y rebelión.
Lo último de lo último, lo encontrarás en la Protest Supplies Store. Son las balaclavas hechas a mano por encargo para mantener tu anonimato personalizado en cualquier protesta o manifestación.
Ahora que las balaclavas y máscaras se han quedado en casa y en los museos, tal vez lo más revolucionario sea practicar el craftivismo y darle a las agujas, tejer en comunidad, aunque sea a través de las redes, sin perder el sentido del humor. ¿Quién no ha visto las máscaras de la diseñadora islandesa Ýrúrarí?
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